Gato Burmés. El tesoro de Birmania
mayo 22, 2025

Hoy nos sumergirnos en el mundo de una gema felina verdaderamente cautivadora: el Gato Burmés. Este es un gato de belleza exótica, también un compañero con una personalidad arrolladora y una historia que se pierde entre templos antiguos y viajes transoceánicos.
En este blog, el Gato Burmés merece una atención especial. Si bien el Burmés tradicional (especialmente el estándar americano) presenta un cráneo más redondeado y un hocico más corto que muchas otras razas –sin llegar a los extremos de un Persa–, es su singular conformación facial y las consideraciones genéticas asociadas lo que nos invita a explorarlo. Este artículo servirá como una primera aproximación a esta raza, sentando las bases para análisis más detallados que abordaremos en futuras publicaciones.
UN VIAJE AL PASADO: ORIGEN Y LEYENDA DEL GATO BURMÉS
El origen del Gato Burmés está envuelto en un halo de misticismo y antigüedad. Sus raíces se hunden profundamente en el Sudeste Asiático, concretamente en la región que hoy conocemos como Myanmar (antigua Birmania). Durante siglos, estos gatos de manto oscuro y ojos dorados fueron venerados en templos y monasterios budistas, considerados sagrados e incluso como la reencarnación de monjes que habían alcanzado un alto nivel espiritual. Eran conocidos como «Rajá» y se creía que traían buena fortuna y protegían a sus cuidadores.
La introducción del Burmés al mundo occidental es una historia fascinante. Aunque algunos ejemplares pudieron llegar a Europa a finales del siglo XIX, la verdadera «madre» de la raza Burmés moderna en Occidente fue una gata llamada Wong Mau. Esta hembra de color marrón nogal oscuro, con un cuerpo más compacto y una cabeza más redondeada que el Siamés, fue importada desde Birmania a San Francisco en 1930 por el Dr. Joseph C. Thompson.
Inicialmente se pensó que Wong Mau era una variante oscura del Siamés. Sin embargo, el Dr. Thompson, con la colaboración de genetistas y otros criadores, inició un programa de cría selectiva. Cruzando a Wong Mau con un Siamés Seal Point (ya que no había otro macho de su tipo disponible) y luego retrocruzando a sus descendientes, se descubrió que Wong Mau portaba un gen único que daba lugar al distintivo color sepia y a sus características particulares.
Así se estableció la raza Burmés que conocemos, aunque es importante mencionar que con el tiempo se desarrollaron dos líneas principales con algunas diferencias en el estándar: el Burmés Americano (más compacto y con cabeza más redonda) y el Burmés Europeo o Británico (más esbelto y con líneas más orientales).
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DEL BURMÉS: UN ABRIGO DE SEDA Y OJOS DE ORO
El gato Burmés es la personificación de la frase «un ladrillo envuelto en seda». A pesar de su tamaño mediano y apariencia compacta, son sorprendentemente pesados debido a su sólida musculatura y estructura ósea robusta. Como suele decirse por mi tierra «una tanqueta». Su cuerpo es elegante pero potente, transmitiendo una sensación de fuerza contenida.
La cabeza del Burmés es una de sus señas de identidad. En el estándar americano, es agradablemente redondeada desde todos los ángulos, con mejillas llenas y un hocico corto y bien definido, aunque sin la compresión extrema de las razas braquicéfalas más pronunciadas. El perfil muestra una ligera hendidura nasal. El estándar europeo en cambio tiende a una cabeza más en forma de cuña corta, con contornos más suaves.
Pero si algo define al Burmés, además de su complexión, es su pelaje y sus ojos. El pelo es corto, muy fino, brillante y con una textura satinada que invita a la caricia, pegado al cuerpo. El color original y más icónico es el sepia (o sable en EE.UU.), un marrón oscuro intenso y cálido. Con el tiempo, se han reconocido otras variedades de gato burmés colores, como el champagne (marrón claro o «chocolate diluido»), azul y platino (lila), cada uno con su encanto particular. Una característica distintiva es que el color tiende a ser ligeramente más claro en la parte inferior del cuerpo.
Sus ojos son grandes, redondos (especialmente en el estándar americano), bien separados y de un color que varía del amarillo dorado al oro intenso, siendo este último el más apreciado. Su mirada es expresiva, alerta y llena de inteligencia.
PERSONALIDAD DEL GATO BURMÉS: UN COMPAÑERO LEAL Y JUGUETÓN HASTA LA MÉDULA
La personalidad del gato Burmés es, sin lugar a dudas, uno de sus mayores tesoros. Son conocidos por ser extremadamente afectuosos, sociables y orientados a las personas. A menudo se les describe como «gatos perro» por su lealtad y su deseo de estar involucrados en todas las actividades familiares. Hay más de uno así, mi amiga Mamen tenía uno que comía hasta cocido.
No son gatos que se contenten con observar desde la distancia; quieren ser parte de la acción, ya sea acurrucados en tu regazo, siguiéndote por la casa o «ayudando» con tus tareas.
Son inteligentes, curiosos y muy juguetones, conservando este espíritu vivaz hasta bien entrada la edad adulta. Les encantan los juguetes interactivos, los desafíos y aprender trucos. Su voz es más suave y menos estridente que la de sus primos Siameses, pero no dudarán en usarla para comunicarse contigo, ya sea para pedir comida, atención o simplemente para «conversar».
Se llevan bien generalmente con los niños, siempre que estos sean respetuosos, y suelen convivir pacíficamente con otros gatos e incluso con perros si se les socializa adecuadamente. Sin embargo, su fuerte apego a los humanos significa que no les gusta quedarse solos durante largos períodos. Necesitan compañía y estimulación para ser felices.
CUIDADOS ESENCIALES DEL GATO BURMÉS: UNA RUTINA SENCILLA PERO CONSTANTE
Los cuidados del gato Burmés no son excesivamente complejos, pero como todo ser vivo, requiere atención y dedicación. Su maravilloso pelaje corto y satinado es de bajo mantenimiento; un cepillado semanal con un guante de goma o un cepillo suave suele ser suficiente para eliminar el pelo muerto y mantener su brillo natural. Aprecian mucho este ritual como una forma de interacción.
La alimentación debe ser de alta calidad, rica en proteínas animales y adaptada a su edad, nivel de actividad y estado de salud. Es importante controlar las porciones para evitar el sobrepeso, ya que su complexión robusta puede disimular unos kilos de más. El acceso a agua fresca y limpia es fundamental.
Como gatos activos e inteligentes, necesitan enriquecimiento ambiental. Proporciónales rascadores (verticales y horizontales), juguetes variados, lugares elevados desde donde observar y oportunidades para el juego interactivo diario. La estimulación mental es tan importante como la física.
No hay que olvidar la higiene dental. El cepillado regular de dientes, si se acostumbran desde pequeños, es la mejor prevención contra enfermedades periodontales. Las visitas veterinarias regulares para chequeos, vacunaciones y desparasitaciones son cruciales para mantener su salud a largo plazo.
SALUD DEL GATO BURMÉS: CONSIDERACIONES IMPORTANTES Y CRIANZA RESPONSABLE
En general, la raza de gato Burmés es bastante saludable y longeva. Sin embargo, como ocurre con todas las razas puras, existen ciertas predisposiciones genéticas a tener en cuenta. La cría responsable, con pruebas de salud a los reproductores, es fundamental para minimizar la incidencia de estas afecciones.
Una de las condiciones más serias, aunque rara gracias a los programas de detección, es la Gangliosidosis GM2, un trastorno metabólico neurodegenerativo fatal. Afortunadamente, existe una prueba de ADN para identificar portadores, por lo que los criadores éticos testan a sus ejemplares.
Otra preocupación, especialmente relevante para nuestro blog, es la Hipoplasia Craneofacial del Burmés (BHD), también conocida como «Burmese Head Defect». Es una malformación congénita grave, a menudo letal, donde los gatitos nacen con un desarrollo incompleto o anormal de las estructuras craneofaciales. Se asocia a ciertos linajes y es un claro ejemplo de por qué la selección genética debe priorizar la salud sobre la exageración de ciertos rasgos estéticos. Los criadores responsables evitan las líneas con este problema.
Algunos estudios han sugerido una mayor predisposición a la Diabetes Mellitus en ciertas poblaciones de Burmeses, especialmente en Australia y Reino Unido. La hipokalemia familiar episódica (debilidad muscular debido a bajos niveles de potasio en sangre) también se ha descrito en la raza y puede ser manejada con suplementación si se diagnostica.
Como siempre, la clave está en adquirir un gatito de un criador reputado que realice todas las pruebas genéticas y de salud pertinentes a sus reproductores y que pueda ofrecer garantías sobre la salud de sus cachorros.
¿ES EL GATO BURMÉS EL ADECUADO PARA TI? REFLEXIONES FINALES
El Gato Burmés es una elección maravillosa para quienes buscan un compañero felino intensamente afectuoso, interactivo y lleno de personalidad. Su devoción por su familia humana es incomparable, y su naturaleza juguetona y curiosa llena el hogar de alegría. Sin embargo, su alta necesidad de compañía significa que no es la mejor opción para personas que pasan la mayor parte del día fuera de casa, a menos que se pueda proporcionar otro compañero felino o canino.
Si estás dispuesto a ofrecerle la atención, el cariño y la estimulación que necesita, y te aseguras de elegir un ejemplar de un criador ético y responsable que priorice la salud, el Burmés te recompensará con años de amor incondicional y una compañía sin igual. Es un verdadero tesoro felino con un corazón tan grande como su historia.
Espero que esta introducción os haya abierto el apetito por conocer más sobre el extraordinario Gato Burmés. En futuros artículos, exploraremos en detalle cada uno de estos aspectos, desde la genética de sus colores hasta consejos específicos de manejo y enriquecimiento. ¡No os lo perdáis!